Te invitamos hacer un viaje a Egipto para que experimentes este poderoso, mágico y hermoso país con una presencia diferente. El propósito es que, realices un viaje con “ALMA”. Te invitamos a ser caminante, no turista.

Viajar con el Alma es “estar presente” en cada lugar que visites, es impregnarte de la esencia del lugar, alcanzar el conocimiento que cada templo, que cada piedra, que cada grano de arena tiene para ofrecerte.

Caminar con ella es abrir tu consciencia, es SER y ESTAR en el “aquí y el ahora”, hacer un viaje de vuelta.

Vivimos casi constantemente entre el pasado y el futuro, nos hemos olvidado del presente, el único instante que realmente poseemos. Solo en el presente podemos vivir una vida plena y despierta. Una existencia consciente.

El pasado y el futuro nos mantienen en un mundo ilusorio, de añoranzas, de deseos, de promesas, de “adormecimiento” en definitiva.

La compulsión surge porque el pasado te da identidad y el futuro contiene una promesa de salvación de una realización de algún tipo, y ambas son ilusorias.

El tiempo es una ilusión. Lo único fuera del tiempo es el ahora, el eterno presente es donde transcurre tu vida.

Egipto es un lugar privilegiado que nos facilita re-alinearnos. Posee una energía muy poderosa que nos ayuda a conectar con nuestra esencia y recuperar el control de quien somos, ser los artífices de nuestra vida.

Egipto nos brinda la oportunidad de vivir una experiencia única, personal, íntima y transformadora. En cada uno de sus templos conectaremos con la energía y la información que tiene impresa.

Sincronizar con la intención con la que cada Templo fue creado, nos permitirá, comprender, aceptar, modificar o tomar consciencia de creencias, patrones de comportamiento y actitudes que, quizá en este momento de nuestra existencia, ya no necesitamos y permitir que nuevos comienzos lleguen a nuestra vida.

Nuestra mente y nuestro ego tienen el mando, les hemos dado el control. Es el momento de tomar el control quién de verdad ha de ostentarlo, nuestro corazón, nuestro Ser.

Cuando unimos el corazón con la mente superior experimentamos la unión entre el espíritu y lo humano y se produce el cambio entre el objetivo del ego y el propósito del alma.